miércoles, 3 de agosto de 2016

Desafío «Stranger Things»: ¿Cómo la ve un chaval de trece y un tipo de cuarenta?


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Todo el mundo está hablando de la estupenda serie de Netflix Stranger ThingsYo, por mi parte, y en colaboración con mi hijo, he llevado a cabo un pequeño experimento doméstico a fin de recabar más pruebas que nos permitan responder la pregunta clave que flota en el ambiente: ¿La verá igual alguien que vivió los ochenta que un muchacho que, quizá, no conozca todos los referentes culturales?

Es justo señalar que mi hijo, a pesar de contar con tan sólo trece años, posee un grado elevado por lo que respecta a la cultura popular y del audiovisual —supongo que daños colaterales de tener un padre friki—. Esto es: no parte de cero al cien por cien.

Cuando escribo estas líneas, hemos visionado cuatro capítulos, suficientes para que cada uno de nosotros se haga una idea aproximada de sus expectativas y sus impresiones iniciales sobre la serie.

El resultado, la primera valoración, de la experiencia es la siguiente. [Un pequeño spoiler deductivo: los resultados no dejan de resultar sorprendentes. Y a los dos nos está encantando 😎].

Desde su punto de vista lo que más le ha llamado la atención es la trama en sí. Me pregunta por los guiños y los homenajes fílmicos, pero no es su principal interés.

Desde mi punto de vista, lo que más me atrapa es la nostalgia. La trama (probablemente una deformación profesional mía) no me parece demasiado novedosa. Está construida siguiendo un esquema clásico, con los «trucos» bien conocidos para generar interés y hacernos sentir empatía por los personajes, pero repleta de estereotipos en todos los sentidos cuyo mayor valor reside en quedar tan a la vista que rozan el metacine o la parodia.

ConclusiónStranger Things puede ser disfrutada por toda la familia y será del agrado de todos. Algunos apreciarán una historia entretenida y otros, seguramente los más veteranos (como el que escribe estas palabras), se quedarán prendados del espíritu ochentero; de las bicis y las gorras de beisbol; de los amigos y las aventuras. En otras palabras: del recuerdo de haber sido niños.

 

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